Primera puerta

Creo que ya no puedo escapar de la fuerza primitiva que domina mi cuerpo mientras duermo. Las últimas imágenes que recuerdo son las de mis manos hundiéndose en la garganta de la bestia blanca que me había atacado sin provocación; En un movimiento teatral le arranque el maxilar superior haciéndole explotar los tendones y derritiendo su carne en un jugo espeso y negro, le desacomodé su quijada y pulvericé lo que quedaba de su cráneo; Sentí alivio, pero no fue suficiente para vencer la parálisis de mis piernas, ni para olvidar el dolor que me consume.
Ahora ruedo sin sentido por la ladera, y deslizándome entre cuerpos que dan asco me contagio de sus heridas, no quiero ser como ellos, no sé si mi yoidad soporte fluir entre su carne; Mi forma no regresará sin lastimarse, sin fundirse con los huesos y las rocas que me manipulan en esta cascada. Por más que hundo mis dedos en mis piernas buscando ir más allá de la medula, no logro desprenderme de la agonía de la sustancia que me da continuidad. ¿Por qué no puedo romper el hilo conductor de los días?
Enloquecer en medio de las bestias irrita mi piel. Mi tronco se hunde sobre si, entonces revientan mis venas y mis fluidos oscuros envuelven el cuerpo esférico de los animales venenosos bajo mis pies. Mi costado se deshidrata, pero aun así, mi rigidez es tiránica y no declina. Estoy perdiendo mis manos que se inflaman y arden, quiero que mi dermis muera y se lleve consigo mi brazo derecho. Anido inmóvil al filo de la montaña sujetando las raíces de un árbol.
Me estorban los ojos de todas las criaturas presentes, asedian mi desierto y de la erosión de las rocas y de su desfiguración sobresalgo e incorporo la arena a mi substancia, mi desvanecer me controla, ser fiel a la tierra no es arrastrarse por ella... no sé si el dialogo existencial le da lividez a los mitos yo solamente intento mantenerlos por la belleza de sus imágenes














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