Piel incapaz de negar la luz

Interiores iglesia de Belén en Popayán

Desperté profundamente y noté que en la silueta de mi cuerpo no había sombras, mi piel era incapaz de negar la luz; sentí entonces al submundo damnificado de la esencia de la creación y con debilidad recibí angustiado el cálido escombro de la noche, la imagen de mi propio atardecer nunca llegó a conocer la muerte.

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