Su venganza no planeada, esa mirada de sosiego que me libra de los campos eriales, sufro por la corona plateada en esos ojos que ahora son inexistentes.
Eras un recuerdo, un capítulo revisitado, mi historia
favorita, el signo que nadie más conoce. La belleza por la belleza, la fantasía de perderme sin estar solo.
Le temía a mi forma, ahora temo que me olvides, que no
quieras enredarme entre tus plumas de cuarzo impalpable.
Una misiva más al agnostos theos o a cualquier otro desconocido,
una más para las bestias de mis espejismos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario